Kiev.– El ministro de Sanidad de Ucrania, Viktor Liashko, denunció este sábado que las fuerzas rusas han destruido 301 hospitales desde el inicio de la guerra, hace más de tres años. Además, otros 1.984 edificios sanitarios han resultado dañados, poniendo en jaque la capacidad del sistema de salud del país.
Liashko reveló las cifras durante un recorrido por el hospital infantil Ojmatdit, en Kiev, junto al presidente checo Petr Pavel, el cual fue blanco de un bombardeo en julio pasado.
Ataques a hospitales: una posible violación del derecho internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el 86% de los ataques rusos a infraestructuras de salud han impactado directamente en hospitales. Organismos internacionales y organizaciones humanitarias han advertido que estos ataques podrían constituir crímenes de guerra, aunque Rusia niega cualquier violación del derecho internacional.
El último ataque a instalaciones médicas ocurrió esta semana en Sumy, al noreste de Ucrania, cuando drones rusos golpearon dos hospitales. Gracias a la rápida evacuación del personal, no se reportaron víctimas mortales.
Hospitales en crisis y apoyo internacional
Ante la escalada de ataques, los hospitales ucranianos han recurrido a refugios subterráneos y medidas de emergencia para continuar atendiendo a los pacientes. No obstante, la falta de insumos, cortes de energía y condiciones extremas complican el trabajo del personal médico.
La comunidad internacional ha respondido con ayuda humanitaria. La República Checa financiará la reconstrucción de seis hospitales, mientras que Finlandia ha enviado más de 409 camiones con insumos médicos y equipamiento.
Se espera que el reciente alto al fuego anunciado por el Kremlin pueda frenar la destrucción de infraestructuras críticas y aliviar la crisis humanitaria que enfrenta el sistema de salud ucraniano.